Gerardo Hernández: ¿Culpable de la acusación? Alan Gross: ¿Inocente como reclama? (I)
Stephen Kimber es un escritor, periodista y profesor universitario canadiense, que viajó a Cuba como turista en la primavera de 2009. Su propósito: Escribir una novela de época inspirada en la geografía, historia y cultura de la isla.
Al conocer, casi accidentalmente, de la relación entre un viaje de Gabriel García Márquez a los Estados Unidos y el posterior arresto de los Cinco; su propósito cambió y la novela se convirtió en el libro “Lo que acecha del otro lado del agua”. Es el libro que cubre más veraz y completamente la historia del caso. Es el resultado de un minucioso y profundo estudio de los documentos legales y de un rigor ejemplar en la búsqueda de los hechos.
Hasta el día de hoy no he conocido la filiación política de Kimber. Sólo sé que lo considero un amigo, un hombre muy honesto, y uno de los que mejor conoce del caso de los Cinco. De su conocimiento de la historia se valió para escribir este artículo.
Stephen Kimber
Debería ser fácil hacer un trato. Un contratista norteamericano de la USAID, de 65 años, llamado Alan Gross, está sirviendo una sentencia de 15 años en una prisión cubana por entrar de contrabando sofisticado equipo de telecomunicaciones en Cuba. Los oficiales cubanos dicen que están preparados para discutir su suerte sin precondiciones como un gesto “humanitario”. Pero es también claro que lo quieren canjear por tres miembros la red de inteligencia de los Cinco todavía en prisión en los Estados Unidos.
Existen precedentes para tal canje.
En 2010, Washington actuó rápidamente para intercambiar a 10 agentes encubiertos rusos por cuatro hombres a quienes el gobierno de Rusia había apresado por “contactos ilegales” con Occidente. También está el ejemplo de Israel. En 2011, Israel liberó a más de 1000 prisioneros palestinos para lograr la liberación de Gilad Shalit, un soldado israelí capturado por Hamas cinco años antes.
Y más – todavía tras una carta en noviembre de 2013 firmada por un grupo bipartidista de 66 senadores urgiendo al presidente Obama para que “actuara expeditamente para tomar cualquier paso en el interés nacional para obtener la libertad de Gross”- la administración se niega a negociar.
¿Por qué? Tres palabras: Castro, Cuba, asesinato.
Aun para aquellos que pueden sobreponerse a los dos primeros, el tercero es a menudo, comprensiblemente, un freno al cambio.
En 2001 Gerardo Hernández, el líder de los Cinco, fue acusado y convicto de “conspiración para cometer asesinato” en conexión con el derribo en 1996 de dos aviones civiles sobre el estrecho de La Florida, que resulto en las muertes de cuatro hombres. Fue sentenciado a dos cadenas perpetuas más 15 años en prisión.
¿Cómo pueden los Estados Unidos intercambiar a un hombre convicto por conspiración para cometer asesinato por alguien sobre quien el Departamento de Estado continúa insistiendo en que no hizo nada malo?
Vale la pena desempacar ambas partes de tal noción convencional.
Comencemos por el caso de Gerardo Hernández.
Publicado el noviembre 21, 2014 en 5 Héroes, Actualidad, Amor, Política y etiquetado en Alan Gross, blog de René González, canje de Alan Gross, canje de Cinco Cubanos, Castro, Cuba, Departamento de estado, Estados Unido, Estados Unidos, Gabriel García Márquez, Gerardo Hernández, Kimber, la primavera, Stephen Kimber, USAID. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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