Llega el teclado de ordenador lavable.

La compañía Logitech está a punto de lanzar al mercado el teclado lavable Washable Keyboard K310. Según sus creadores, además de quitarle el polvo como a los teclados «tradicionales», este modelo se puede limpiar con un buen remojón, ya que está preparado para sumergirse hasta en 30 centímetros de agua. Y se seca rápidamente gracias a los prácticos orificios de drenaje de la parte posterior.

Eso sí, hay que tener en cuenta que solo es posible lavarlo a mano, usando jabón y un paño o esponja suave en agua tibia, a menos de 50°C, sin introducirlo en el lavavajillas y sin emplear materiales abrasivos, alcohol, disolventes ni detergentes fuertes. La impresión láser y un recubrimiento ultravioleta garantizan que la tipografía de las teclas no se desgaste ni por el uso ni por el lavado.

El original teclado se pondrá a la venta en octubre a un precio de 40 euros.

Tomado de: @muyinteresante

Monitor cardíaco flexible tan delgado como el papel.

El monitor cardíaco está fabricado con un material flexible, y es lo suficientemente pequeño como para colocarse debajo de un vendaje. Crédito: Universidad de Stanford
El monitor flexible, que se puede llevar bajo una venda adhesiva en la muñeca, es lo suficientemente sensible como para ayudar a los médicos a detectar arterias rígidas y problemas cardiovasculares.
Algún día se podría utilizar para monitorear continuamente la salud del corazón, y brindar un método más seguro para medir el pulso en pacientes de alto riesgo quirúrgico y en recién nacidos.

Estudio encuentra una relación entre la apnea del sueño y la enfermedad de Alzheimer.

El estudio también plantea una pregunta interesante: ¿En sus ‘fases preclínicas’ podría la enfermedad de Alzheimer conducir a trastornos del sueño y explicar su aumento y prevalencia entre las personas mayores?

“Es realmente una historia del huevo y la gallina”, dice Ricardo S. Osorio, profesor adjunto de investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, quien dirigió el estudio. “Nuestro estudio no determinó la dirección de la causalidad, y, de hecho, no descubrió una asociación significativa entre las dos, hasta que se dividieron los datos de los pacientes entre delgados y obesos”.